Tradiciones veraniegas
En el escenario de cuerpos despanzurrados por todas partes, empiezas a observar a los distintos sujetos, que no faltan ningún verano en la playa. —El que acaba de aposentar el trasero y empieza a anunciar a sus acompañantes, que debe beber algo (cerveza) porque asegura que ya se ha quedado seco (ni cinco minutos han pasado). —Quien se esconde bajo la sombrilla y no asoma ni un dedo del pie, como si el sol lo fuese a fulminar en décimas de segundo (espero ansiosa el año que aparezca con escafandra). —No falla quien sacude la toalla un centenar de veces, porque si le cae un solo grano de arena se magulla (nadie quiere un agujero de tercer grado). —Uno que va hacia la orilla con las chanclas puestas, porque se quema la planta de los pies y cuando se zambulle en el agua, no sabe qué hacer con ellas (creo que necesita un guardián de chanclas que le espere fuera). —Otro que cada vez, que se mete en el agua, siente que algo le toca y teme que le vaya a engullir (por todos es ...