Tradiciones veraniegas

 En el escenario de cuerpos despanzurrados por todas partes, empiezas a observar a los distintos sujetos, que no faltan ningún verano en la playa. 

—El que acaba de aposentar el trasero y empieza a anunciar a sus acompañantes, que debe beber algo (cerveza) porque asegura que ya se ha quedado seco (ni cinco minutos han pasado).

—Quien se esconde bajo la sombrilla y no asoma ni un dedo del pie, como si el sol lo fuese a fulminar en décimas de segundo (espero ansiosa el año que aparezca con escafandra).

—No falla quien sacude la toalla un centenar de veces, porque si le cae un solo grano de arena se magulla (nadie quiere un agujero de tercer grado). 

—Uno que va hacia la orilla con las chanclas puestas, porque se quema la planta de los pies y cuando se zambulle en el agua, no sabe qué hacer con ellas (creo que necesita un guardián de chanclas que le espere fuera).

—Otro que cada vez, que se mete en el agua, siente que algo le toca y teme que le vaya a engullir (por todos es sabido, que las profundidades marinas están repletas, de personas que fueron capturadas por alguna criatura). 

— Aquel que se pone medio bote de crema, hasta quedar completamente estucado (estoy convencida, de que si le apuntara con un lanzallamas, sobreviviría).

—El tío guay, que compite con su sobrino de seis años, a ver quién hace el castillo más grande. Que a las nueve de la noche debe convencerle su familia, para que lo deje ya (si lo abandonasen, no se daría cuenta hasta que se quedara totalmente a oscuras). No se puede comenzar una obra y no terminarla. 

—La que en tres horas se ha comido cuatro helados y afirma que en verano no pasa nada (al parecer tenemos un mecanismo en el estómago, que cuando te va a sentar mal, detecta que es verano y desconecta el síntoma). 

Es muy divertido observar las singularidades del ser humano, en un entorno hostil como la playa. Y entretiene mucho más, que cualquier fantasiosa historia mitológica. 

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Comentarios

  1. Se echan de menos tus aportes! Abrazo!

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    1. ¿Sí? Qué bonito Sergio. A veces los sucesos me impiden escribir. Agradecida por tus palabras ¡Un abrazo!

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