Turquesa
No sabía de su existencia, sin embargo,
media hora después, mi alma no se concibe sin él.
Tantas emociones cobijan mi cuerpo,
que hasta ganas de llorar siento.
Al nublarse el cielo y levantarse el viento,
se funde el mar en tres colores,
momento en el que asoma el turquesa de sus ojos.
Nadie antes, interponerse pudo,
entre el mar y yo.
Ayúdame tiempo a detener este instante,
en el que, vivir en su amor, es el único lugar posible.
Alumbra Luna, el camino,
que perpetúe su vuelta a mí.
Foto: Ali Karimiboroujeni.
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