Campanillas

 Desprendes olor a tierra y café, a tu lado recorro la vuelta al útero, tan puro es todo lo que habita en ti. Me refleja el espejo de mi esencia, la rotunda verdad, sello de mi identidad. Así comprendo tu aparición en mi ruta, la claridad del agua, incubando la sangre en mis adentros. 

El tintineo de tus pendientes, como campanillas tibetanas, equilibra el aire, que respiro en profundidad, creando espacio en el alma, donde inundar el bienestar. Acaricio la piel maquillada por el sol, besando el cuello, con el cosquilleo de tu melena en mi nariz, contemplando el animal que somos, la naturaleza crea maravillas.

La dulzura en cada gesto, le hace hueco a la paz, ahuyentando el miedo de quedarse a dormir. La calidez embriaga la desconfianza, un paso más hacia ti, es lo que tiene enamorarse de mí. Las llamas en la leña, apaciguan el fuego que vive en mi cuerpo. Mirando la luz de esa estrella, en silencio le susurro la plegaria, cuida tanta belleza. 


Foto: Ivan Samkov. 


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