Intersección

 Y llega. Ese instante de realidad anunciando que llegó el momento. Esa temida fase en la que debes elegir una dirección. Acontecen sucesos recordándote, que el tiempo no es infinito. Ya no es válido tener un pie fuera. 

Un camino es estabilidad, es conocido, es familiar. El otro, pura incertidumbre, algo que deseas vivir, pero, conlleva saltar sin ver. Solo sabes que de salir bien, sería muy bueno, sin embargo, nada apunta a ello. En ambos serías feliz, aunque de distinta manera. Y ahí reside el dilema. Uno es proyecto de futuro y todos los siguientes pasos. El otro, un absoluto acto de fe. 

Que bien vendría una bola de cristal en estas situaciones, asomarse un poquito al futuro. La poca o mucha sabiduría adquirida en estos años, te dice cuál es la decisión lógica, pero algo en tu interior se lo discute. El universo decide no colaborar y en esta ocasión no llegan las señales, esas que tanto necesitas. 

¿Dónde está el comodín cuando no encuentras la respuesta? 


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