Con los pies descalzos

 Desde que pusiste los pies en el suelo por primera vez, desde que esa mirada curiosa descubrió la oscuridad. La vida te lo ha enseñado, de todas las formas posibles, pero no has querido ver. De la misma forma que hacía esa niña, has querido confiar. 

Los faros internos se han ido fundiendo, ya solo queda uno. El que nació contigo, el que te susurra al oído, el que vive en ti. Dile a la niña que deje de correr, que los atajos no conducen al lugar que desea. Que las palabras no son reales, que ha gastado cada intento que quedaba, que la sangre ha cambiado de color. 

Agarrada al último faro, mientras el mar golpea con fuerza. Parto un lienzo, por si encuentro a Dios, pero no, hace tiempo que nos dejó por imposibles. Suelta las manos, no las enlaces con otras. Que en tu pecho viva solo el viento. Que tus ojos solo reflejen el agua, el cielo y la tierra. 

Lo sé pequeña, lo sé,  ahora camina conmigo, todo pasa, dejará de sentirse. Apunta en tu alma la única verdad. Nos vamos solos. 

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